Confiado en poder conquistar Inglaterra como lo había hecho con gran parte de Europa, el gobierno alemán ordenó que la inteligencia comenzara a crear listas de detenidos luego de la invasión. Curiosamente, en estas listas aparece el nombre de Sigmund Freud, que residía en Londres, y el de Winston Churchill, que ya se preparaba con su gobierno para huir a Canadá y continuar desde allí la guerra.
Cinco horas después de que los japoneses lanzaran un ataque aéreo sorpresivo contra las bases estadounidenses apostadas en Hawaii, en 1941, un mensaje transmitido por canales comerciales fue recibido por los comandantes del ejército y la armada de los Estados Unidos destacados en esas islas. Lo envió el jefe del Estado Mayor, general George C. Marshall, desde Washington, dando una advertencia a las fuerzas de defensa de la isla para que se prepararan para un ataque posible.
La declaración de guerra del gobierno japonés había llegado a la embajada de EEUU con tiempo suficiente como para que el ataque sorpresa coincidiera con su anuncio, pero el personal diplomático tardó tanto en descifrar el mensaje en clave que la declaración llegó horas después del ataque. Sin embargo, el servicio secreto estadounidense había interceptado y descifrado rápidamente el mensaje, pero el anuncio llegó muy tarde para prevenir a la base.
El ataque, perfectamente planeado, fue ejecutado por numerosos aviones japoneses. El radar de la base los detectó, pero el alto mando estimó que sería una escuadrilla propia que volvía de una misión. A causa de esto, la sorpresa fue total y permitió la destrucción de casi toda la flota estadounidense en el Pacífico.
A principios de la 2ª Guerra Mundial, unas de las principales tareas de la RAF era la de lanzar octavillas de propaganda sobre Alemania, que instaban al pueblo a derrocar el régimen nazi de Hitler y rendirse a los Aliados. Pero curiosamente, cuando un sencillo ciudadano británico pidió ver una de las octavillas, le dijeron que no era posible por razones de seguridad, "pues la información allí contenida podría caer en manos del enemigo".
Durante la campaña inglesa contra los japoneses en Birmania, el teniente coronel Lowther es condecorado con la Orden al Servicio Distinguido por su sangre fría durante el combate. En el punto más crudo de la última batalla, Lowther había dirigido las operaciones... sentado en una reposera y tomando una taza de té, en un punto donde permanecía a tiro de cualquier arma japonesa.
La madre de Douglas MacArthur, conocido estratega estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, tenía por costumbre enviar cartas adulatorias a los superiores de su hijo en el ejército, sugiriendo que tal vez era tiempo de que su hijo fuera ascendido a general.
Durante el cerco soviético a la ciudad de Stalingrado, en donde se había atrincherado el VI Ejército alemán a las órdenes del general Paulus, Hitler acudió a un curioso argumento para evitar que éste se rindiera. Pensó que, como ningún mariscal alemán se había rendido antes ante el enemigo, lo mejor era ascender a Paulus a mariscal. Así lo hizo, y Paulus entró a la historia como el primer mariscal alemán en rendirse y ser capturado. A Hitler, por supuesto, la noticio lo llenó de indignación, sin importarle la gran cantidad de bajas alemanas completamente inútiles y el sacrificio total de muchos de sus hombres; en ese momento exclamó: "¿Cómo puede uno rendirse a los bolcheviques? ¿Por qué no se ha suicidado Paulus? Los antiguos jefes guerreros, cuando todo estaba perdido, se arrojaban sobre su espada."
La famosa toma de los soldados estadounidenses levantando su bandera sobre el monte Suribachi, al conquistar Iwo Jima fue filmada cuando la lucha ya había terminado. En realidad, la escena real de la conquista no fue filmada y se realizó con una bandera más pequeña, pero eso sí, bajo el fuego enemigo. La foto ganó, sin embargo, el Premio Pulitzer de 1945.
A veces las ansias de mantener un avance tecnológico fuera del alcance del oído enemigo es algo exagerado, y en la 2º Guerra Mundial los ejemplos abundaron de uno y otro lado. Uno de ellos lo comenta uno de los encargados de una estación antiaérea inglesa:
"La batería antiaérea que mandé en los primeros días de la 2ª guerra Mundial estaba equipada con radar, que entonces estaba en su infancia y clasificado como alto secreto. Efectivamente, era asunto tan reservado que en la conversación nos estaba prohibido referirnos al radar por su nombre. En plena batalla de Inglaterra, un enlace motorista fue a buscarme para darme un paquete marcado "Alto Secreto". Entré en mi oficina para leer el vital despacho en privado. Tuve que romper no menos de 5 sobres hasta llegar por fin a una hoja pequeña de papel que decía: "Alto Secreto: la palabra radar ya no es secreta".
Luego del desembarco en Normandía, el terreno conocido como bocage le trajo muchos problemas a los aliados. Una mezcla de pantanos, granjas, bosquecillos y tierras abandonadas, separadas por setos de arbustos o montículos de tierra sobre un territorio de colinas y depresiones confundía a los soldados sobre su verdadera posición. La coordinación del fuego de artillería se hacía así cada vez más difícil: se sabe que al menos en una ocasión un observador de artillería solucionó el problema ordenando abrir fuego sobre lo que se creía que era su propia posición, para luego ver dónde caían realmente los obuses.
Los soviéticos se destacaron en la 2ª Guerra Mundial por su pragmatismo y practicidad a la hora de fabricar armas de todo tipo. Las palabras de un oficial del cuerpo escandinavo del III Cuerpo Panzer de las SS, compuestos por voluntarios, ilustran genialmente esta tendencia. El Cuerpo estaba sitiando Leningrado, y el generador de electricidad instalado cerca del cuartel estaba dañado. Se solicitó así a una unidad especializada para repararla y conseguir electricidad.
"El jefe del batallón llegó con algunos de sus técnicos, pero cuando vieron la máquina de vapor tan deteriorada, y más vieja que la máquina de Fulton, no hicieron más que sacudir la cabeza. Debido a que su arreglo parecía imposible a los técnicos alemanes, se intentó probar de otra manera. Entre los prisioneros rusos tomados por el regimiento "Dinamarca" se encontraba un grupo de técnicos, electricistas, mecánicos, etc. El regimiento, con mucho gusto, le prestó al comando de la agrupación a una media docena de estos hombres. Después de una semana de trabajo, la usina funcionó irreprochablemente y produjo la luz que tanto se necesitaba. Con medios primitivos: troncos y cuerdas, repararon la máquina e hicieron contacto con el dínamo. La usina hacía un ruido espantoso, pero funcionó."
"Este ejemplo, como muchos otros, mostraba como los rusos, con elementos primitivos, podían manejar cosas que una técnica superior tenía que desistir de hacerlo. Los técnicos rusos han gozado de un tecnicismo intuitivo, que perdieron los hombres con una instrucción superior."
"Lo mismo se presentaba con toda la técnica rusa. Una vez, inspeccionando un avión ruso derribado por el fuego alemán, observamos que el aparato era muy primitivo; tenía lo estrictamente necesario para volar y carecía de la multitud de instrumentos que llenaban el tablero de los aviones alemanes. Preguntamos al aviador ruso: "¿Cómo es posible volar con estos medios tan arcaicos?". El piloto contestó: "Nosotros calculamos que un avión ruso vuela, término medio, siete veces antes de ser derribado o destruido... ¿Para qué gastar tanto dinero por siete vuelos? ¿No es preferible construir el doble de aparatos primitivos que la mitad de aparatos perfectos?"."
Uno de las operaciones más desastrosas que llevaron a cabo los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, el desembarco de Dieppe, fue decidido ¡por un subteniente! Luego de decenas de reuniones secretas, los altos mandos de todas las fuerzas de tierra, aire y mar se reunieron nuevamente a dar el OK definitivo a la operación, el primer desembarco a gran escala de la guerra. Sin embargo, al no ponerse de acuerdo, dejaron en manos del subteniente Ronald Bell la decisión. Siendo un oficial meteorólogo, Bell solamente pudo decir: "En mi opinión, el buen tiempo reinará en la zona del Canal". En realidad se equivocó: el clima fue malo, pero muchísimo peor fueron las operaciones militares, que costaron valiosos hombres y material a los aliados en un desembarco inútil que tuvo que ser abortado.
La ciudad mas afortunada del mundo tal vez pueda ser Kokura, en Japón. Esta ciudad se salvó nada menos que dos veces de ser arrasada por una bomba atómica. Era el blanco secundario del “Enola Gay” cuando éste atacó Hiroshima. Pero cuando fue necesario atacar Nagasaki, se convirtió en el blanco principal. Pero el mal tiempo existente sobre la ciudad de Kokura hizo que al final el blanco fuera Nagasaki.
En teoría, por el precio de un avión de guerra actual de 60 millones de dólares se podrían comprar unos 10.000 Spitfire de la Segunda Guerra Mundial.
El 90% del combustible utilizado por las fuerzas armadas alemanas durante la 2ª Guerra Mundial era de origen sintético, fabricado a base de carbón hidrogenado. Entre 1930 y 1941 se construyeron en Alemania 8 plantas para procesar carbón bituminoso, que producían más de 930.000 toneladas al año, dedicadas solamente a la producción de combustible para la aviación. La falta de petróleo era una de las mayores debilidades del Eje. Posteriormente el proceso de fabricación, conocido en todo el mundo, dejó de utilizarse a causa del menor costo del gas natural.
Entre el 10 y el 11 de mayo de 1940, quedó firmemente demostrado que un reducido grupo de soldados decididos y bien armados pueden hacerle frente a casi cualquier cosa. En la madrugada del 10, 78 zapadores paracaidistas del ejército alemán saltaron de planeadores remolcados por aviones Ju-52 sobre la poderosa fortaleza belga de Eben Emael. Durante varios meses, habían ensayado el asalto en una reproducción exacta del fuerte, hasta conocer a la perfección cada detalle de sus defensas. Comandados por el teniente Rudolf Witzig, la unidad estaba equipada con poderoso armamento portátil y los nuevos explosivos de carga hueca, capaces de perforar los más gruesos blindajes de la época, incluidos los de la fortaleza.
Luego de adueñarse de la parte superior de la fortaleza, ni siquiera los intentos de los 1.200 hombres de la guarnición pudieron desalojarlos; recibieron además el apoyo de nuevas unidades de paracaidistas. Por último, la llegada de las unidades blindadas alemanas que venían de cruzar la frontera concluyó la batalla a favor de los germanos. Este acontecimiento derivó en la victoriosa campaña que llevó a los ejércitos del Eje hasta Dunkerque.
(continúa...)
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